@RetoCarlosSoria.- Es uno de sus ochomiles favoritos, por el que siente un cariño especial. Por los 37 años que pasaron desde que lo subió por primera vez hasta que logró hollar su cumbre, y porque se trata de la única montaña que cuenta con un pequeño pueblo a sus pies, del que Carlos Soria se enamoró en su primera visita al Himalaya. En 2010 el alpinista abulense logró el décimo ochomil de su carrera, el Manaslu.
Desde su primer intento en 1973, Sama, la pequeña aldea a los pies de este ochomil, se convirtió en un lugar muy querido por Carlos Soria. De ahí que, con la ayuda de BBVA, Sama se convirtiera en su cumbre solidaria, donde colaboró para que su diminuta escuela, en la que estudiaban muchos niños de la zona, fuera sostenible. Desde aquella primera vez, el veterano alpinista busca hueco cada vez que puede en sus expediciones para visitar este pequeño pueblo.
“Durante estos días de estancia en Sama he pensado en lo mucho que había evolucionado el alpinismo en estos treinta y siete años y lo poco que había cambiado el pueblo. De hecho, hasta este año no había una casa que sirviera de escuela. Por eso en esta expedición de otoño hemos querido ayudarles”, contaba Carlos Soria a su vuelta de la expedición.
En octubre de 2010, una de sus últimas visitas, tenía algo que celebrar con los vecinos y amigos de la aldea. Después de varios intentos, además de 1973, en 1975, 1999 y primavera de 2010, Carlos Soria lograba hacer cima en el Manaslu. “Fue una gran alegría para mí porque este ochomil significaba mucho para mí”, declara el alpinista de 76 años.
El Manaslu, de 8.156m es la octava montaña más alta de la Tierra, situada en Nepal. Conocida como la ‘Montaña de los Espíritus’, traducción de su nombre en sánscrito, cuenta con largas aristas y valles glaciares que ofrecen aproximaciones accesibles.
Tras unos días de aclimatación, y con la previsión de buen tiempo para los primeros días del mes de octubre, Carlos Soria, acompañado de su sherpa de confianza y amigo Muktu, ponía rumbo a la cumbre del Manaslu. Con tres paradas para descansar y reponer fuerzas, el alpinista abulense lograba el décimo ochomil de su carrera, el noveno entre las cumbres principales, el 1 de octubre de 2010.
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