RODRIGO MARCIEL.- Corren los años 70. En la enorme cama de la suite presidencial del hotel más caro de Nueva York, está George Best con la Miss Mundo de turno en sus brazos. Amó a varias de ellas: “tengo carnet de socio”, decía. El lujo era él en medio del vulgar mundo del fútbol, y de las patadas que recibía en los embarrados campos del balompié inglés todos los domingos. “Hace años dije que si me daban a elegir entre marcar un golazo al Liverpool o acostarme con Miss Mundo iba a tener una difícil elección. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de hacer ambas cosas”.
Best fue un sibarita en una época en la que alcanzaba la misma fama que los famosos Beatles. De hecho, siempre fue considerado como el ‘quinto’ de la banda inglesa. Sin duda, su estilo de vida se identificaba más con el de un cantante de rock que con el de un futbolista. La barba, que hoy decora a millones de jóvenes y no tan jóvenes, fue durante mucho tiempo su seña de identidad, acompañada por una melena que enloquecía al público británico.
El aeropuerto de Belfast lleva su nombre, algo que muchos consideran la metáfora de una vida precipitada donde siempre estuvo de paso
Quizás nunca tuvo claro que había que dedicarse al fútbol al cien por cien. Quizás dejó de lado sus habilidades por los excesos fuera del campo, pero siempre fue un adelantado a su tiempo. Su aspecto físico en su época de esplendor sería hoy toda una referencia en el mundo de la moda. Best, como reconoció alguna vez, hubiese sido el mejor futbolista de la historia si hubiese sido feo. Afirmaciones atrevidas que acompañan la historia de un mito nacido en la capital de Irlanda del Norte. De hecho, el aeropuerto de Belfast lleva su nombre, algo que muchos consideran la metáfora de una vida precipitada donde siempre estuvo de paso. Por ella pasaron muchos clubes, mujeres, coches y grandes excesos que acabaron con él antes de tiempo.
Best se dejó llevar por la fama. “Cuando está borracho George es el más deplorable, burro e ignorante pedazo de mierda que he visto”, decía su mujer. Una vida al límite que invitó a reflexionar sobre los vicios de la sociedad que representaba.
Moda, fútbol, lujo, pasión, excesos, arrogancia, genialidad: todo en la figura de un sólo tipo
Este noviembre se cumplen ocho años de la muerte de toda una referencia, tanto de los aspectos más positivos como los más negativos del ser humano. Moda, fútbol, lujo, pasión, excesos, arrogancia, genialidad: todo en la figura de un sólo tipo. La historia del mejor futbolista muerto, la historia de una persona que, como dijo algún día Best, despilfarró todo lo que no eran mujeres, alcohol y coches de lujo. Una leyenda de la que seguro que aún no se ha contado todo. El lujo era él. Y sólo él.
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